jueves, 19 de diciembre de 2013

EL RODAJE DE "EL PESCADOR DE COPLAS"

© JOSÉ CARLOS GARCÍA RODRÍGUEZ


Antonio Molina, en la playa de Bajo de Guía, durante el rodaje de
El pescador de coplas.




En el verano de 1953 se rueda en Sanlúcar El pescador de coplas. En este largometraje dirigido por Antonio del Amo debutaba como actor Antonio Molina quien ya  era un indiscutible ídolo popular en toda España. Junto al famoso cantante malagueño intervienen en la cinta Tony Leblanc, Marujita Díaz, Manuel Zarzo, Manuel Monroy y Vicente Parra a quienes los sanluqueños pueden contemplar en persona mientras se ruedan las escenas marineras de la película en la playa de Bajo de Guía.





Antonio Molina, Marujita Díaz y Tony Leblanc, los actores principales de la película. 







     El pescador de coplas, estrenada en los cines Pompeya y Palace de Madrid el lunes 15 de febrero de 1954, fue un gran éxito de taquilla. Su optimista y sencillo argumento era muy del gusto de los espectadores que, por aquellos años, disfrutaban de este tipo de películas folclóricas de ambiente andaluz que se realizaban a mayor gloria de la copla.

     El crítico de cine de ABC, Miguel Pérez Ferrero, escribe en el diario madrileño al día siguiente del estreno bajo su habitual pseudónimo de Donald:

     Más que una película -o menos-, "El pescador de coplas" es un espectáculo folclórico, servido en una pantalla cinematográfica. El crítico, el comentarista del séptimo arte, se siente un tanto desconcertado ante esta clase de "espectáculos" y no se atreve a juzgarlos; están fuera de su "esfera".

     Coplas, no siempre felices, y la historia de un joven pobre (con una garbosa hermana) que vacila entre ser torero (toreador) o "cantaor" y termina triunfando en el cante, es lo que ocupan los ojos y los oídos del espectador benévolo. La historia se ofrece en imágenes. Y eso es todo.







Programas de mano de la película El pescador de coplas


Juan Mariné filmando El pescador de coplas en la playa de Bajo de Guía. Durante el
rodaje de la película, el director de fotografía hubo de solventar serios
problemas técnicos.



    En el libro Juan Mariné, un explorador de la imagen, el veterano director de fotografía recordaba los inconvenientes técnicos a los que hubo de enfrentarse en Sanlúcar durante el rodaje de El pescador de coplas:

     No se contó conmigo en la elección de los escenarios y me encontré, cuando ya no había remedio, con que eran totalmente inadecuados. Estaban situados en Sanlúcar de Barrameda, precisamente en la desembocadura del Guadalquivir donde, debido por una parte al calor y por otra a la gran diferencia y movilidad de las mareas, se produce una intensa evaporación que  difumina de tal manera los contornos que no se sabe ni donde está el cielo ni donde está el mar. Una luz, en fin, propicia  para la tragedia, pero no para una historia sencilla, plena de optimismo. Tenía tantos problemas de luz que muchas veces, ya acabado el rodaje, si se levantaba viento y despejaba la atmósfera aprovechaba la ocasión y con mi pequeña cámara de mano Eyemo, filmaba algunos planos de ambiente de barcas y pesca o de cielo con nubes para intercalar en las canciones de Antonio Molina. (1)



Tony Leblanc en un fotograma de la película El pescador
de coplas.


     Al producirse el fallecimiento de Antonio Molina, en 1992, Tony Leblanc recordaría al cantante con una anécdota ocurrida precisamente durante el rodaje en Sanlúcar de El pescador de coplas:

     Entre las anécdotas que recuerdo hay una muy tierna y a la vez divertida que nos sucedió cuando estábamos rodando en Sanlúcar de Barrameda "El pescador de coplas". Yo, para pincharle, le dije: "Si fueses amigo mío, dejarías que te llevara a Sevilla en mi moto para que le cantaras a mi hijo". Entonces él me dijo que de acuerdo, que íbamos. Yo se lo puse más difícil, añadiendo que además tendríamos que ir con la ropa del rodaje. También accedió a eso. Al final terminamos cayendo por un terraplén, moto incluída, antes de llegar a Sevilla, con el consiguiente susto de mi mujer, que estaba con el niño. (2)

   
Antonio Molina y Marujita Díaz en una escena
de la película.
El estreno 
de El pescador de coplas en el Teatro Principal de Sanlúcar  constituyó, lógicamente, un auténtico acontecimiento local. Eran pocas las oportunidades en las que los sanluqueños podían reconocer a su ciudad -e incluso reconocerse ellos mismos como figurantes- en la gran pantalla. La visión del muelle de Olaso, de la otra banda, del tren a su paso por el Pinar de la Dinamita, de la lota del pescado en la orilla de Bajo de Guía o de Antonio Molina cantando desde un balcón de la calle Barrameda, hicieron las delicias de los espectadores. Sesenta años más tarde, El pescador de coplas sigue estando considerada como la más sanluqueña de entre las películas rodadas en la ciudad, además de haberse erigido en un documento de no desdeñable valor etnográfico.


(1) Soria, Florentino: Juan Mariné, un explorador de la imagen, Editora Regional de Murcia, Murcia, 1991, pág. 63.
(2) ABC, Madrid,  19 de marzo de 1992